jueves, 2 de diciembre de 2010

DESVERGÜENZA LEGISLATIVA

Ahora la Legislatura,
Nos volvió a quedar muy mal,
Intereses y premura,
Muy poco profesional,
La cosa se pone obscura,
En todo lo electoral.

De acuerdo a la Ley Electoral del Estado, la elección de Consejeros Electorales debe hacerse durante el mes de noviembre de cada 7 años y la aprobación de los mismos debe ser por un mínimo de dos tercios de la Legislatura, esto es, por 17 de los 25 diputados que la conforman; sin embargo el pasado martes 30 de noviembre, después de una sesión plagada de irregularidades que inició con más de dos horas de retraso, con varios recesos, con la asistencia temporal de uno sólo de los 10 diputados del PAN, que llevaba mensajes del resto de su bancada, finalmente y faltando unos minutos para que concluyera el día, los 15 diputados restantes aprobaron a los 7 consejeros propietarios y a los 7 suplentes y en la primera hora del miércoles les tomaron la protesta correspondiente a los primeros.

Yo me inscribí en el proceso, consciente de que a pesar de mi experiencia en la cosa pública, de mis conocimientos sobre la política electoral, de mi trayectoria apartidista, me sería muy difícil llegar, al no tener a partido alguno que me impulsara y apoyara, ya que finalmente y aunque se aparentó seriedad al solicitar una serie de requisitos incluyendo la elaboración de un ensayo sobre el tema electoral y la exposición de un resumen del mismo ante la Junta de Concertación Política de la Legislatura y dar respuesta a los cuestionamientos de los diputados, al final vendría la lucha partidista por el control del “Organismo Autónomo”.

En las presentaciones individuales de cada uno de los 54 candidatos, el número de diputados asistentes fue variable: en una estuvieron 3, en otras 4, en unas más 5 y en otras los 6 que forman dicha Junta de Concertación Política (un representante de cada uno de los 6 partidos políticos con registro) y aún en esas, algunos diputados salían, entraban, hablaban por celular, se comían una manzana, con muy poco respeto hacia el candidato. A mí me tocó ser el primero del segundo día, con horario vespertino, y en lugar de empezar a las 16 hr como estaba programado, empezó con un poco más de dos horas de retraso y aunque estuvieron los 6 diputados venían tan cansados y aburridos de la sesión del pleno que les ocasionó llegar tarde, que lo que querían era que todo acabara lo más rápido posible, por lo que casi no preguntaron nada. Yo había comentado a mi familia que lo que me preocupaba del examen no era que no supiera contestar, sino que me sentía como si me fueran a hacer un examen de álgebra seis abogados con casi nulo conocimiento del tema.

El PAN debe explicar porque se salieron los 10 diputados de su bancada y no volvieron a la reunión. Si no estaban de acuerdo con la propuesta de los otros 15 diputados, bastaba con votar en contra para invalidarla. El resto de los diputados debe explicar porqué aprobaron un Consejo con 15 votos, sabiendo que la ley marca un mínimo de 17 y por tanto su elección se puede volver impugnable. ¿Qué dirá el Tribunal Electoral? Los consejeros designados deben decir si se sienten satisfechos con la forma en que fueron electos (creo que yo quedé dentro de los suplentes), ya que independientemente de sus merecimientos, será muy difícil legitimarce. Que se entienda que yo no critico a los consejeros seleccionados, pues no tengo el gusto de conocerlos ni a ellos ni a sus trayectorias, sino a la forma desaseada que se utilizó.

Qué tristeza que la clase política vuelva a demostrar el porqué para la población, están ubicados en el último lugar de credibilidad, después de los judiciales. El procedimiento ya probó tanto en el IFE como en el IEQ que no es confiable, por lo que es urgente sustituirlo por otro, tal vez buscando que sean instituciones académicas solventes las que califiquen a los candidatos, al igual que en un examen profesional: antecedentes, tesis, presentación. Una simple tablita con esos tres o hasta 5 criterios, una calificación a cada candidato por cada evaluador en cada uno de los criterios, sumar y ya está. Seleccionar a los de más altas calificaciones no debiera ser un procedimiento tan complejo. Hasta cuándo van a prevalecer los intereses de grupo.

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