miércoles, 22 de septiembre de 2010

DEMOCRACIA II (México)

Conquista y dominación,
A callar y obedecer,
Avance y transformación,
Democracia hay que tener,
Aún nos falta vocación,
Pa’ sabernos entender.

Hace dos semanas señalé que la democracia no debe ser un fin, sino un medio para tener mejores gobiernos y mejores decisiones, que permitan alcanzar mejores niveles de vida para la población. La calidad de una democracia depende de la calidad de sus componentes: partidos, reglas, instituciones, participación ciudadana, capacitación, legalidad, certeza, por lo que no es igual en todos los países y puede tener defectos que la limitan e incluso la anulan, convirtiéndola en “Plutocracia” (poder de los ricos), en “Oligarquía” (poder de grupos minoritarios) o en “Aristocracia” (grupos con privilegios sobre el resto de la población).

Nuestra democracia ha tenido avances importantes en las últimas décadas, pero aún tiene graves faltantes para alcanzar una democracia moderna. No hay que olvidar que a nuestro pueblo le tocaron 300 años de conquista y dominación española, que lo acostumbraron a “callar y obedecer” y al consumarse la independencia en 1921, no podía de golpe despertar a la vida democrática. Después siguieron las luchas entre diversas facciones: realistas e insurgentes, monárquicos y republicanos, federalistas y centralistas, liberales y conservadores, partidarios de la dictadura presidencial y enemigos de la misma, con casi nula participación del pueblo, a pesar de que se gestaba el rumbo del nuevo país. Durante el largo porfiriato, esa magra participación se anuló, con candidatos y funcionarios designados por el Presidente, donde cualquier oposición era aplastada con rigor. En 1908 el Presidente Díaz declaró a la prensa extranjera que nuestro pueblo estaba maduro para la democracia y que daría garantías para su libre expresión, pero en las elecciones de 1910 volvió la imposición oficial y se desbordó la ira popular.

Vino la Revolución y su gran logro con la Constitución de 1917, aunque seguía la lucha entre caudillos y la proliferación de diversas fuerzas y partidos políticos que llagaron a más de 300, pero en 1929 Plutarco Elías Calles convocó a todas ellas, que se llamaban “revolucionarias”, a unirse en el “PNR” Partido Nacional Revolucionario, con lo que se terminó con la anarquía imperante y se propicio estabilidad política; en 1938 ese partido se transformó en “PRM” Partido de la Revolución Mexicana y en 1946 en “PRI” Partido Revolucionario Institucional, agrupando a los sectores agrario, obrero y popular. En el inter, Manuel Gómez Morín reunió a gente con ideología opositora al gobierno y en 1939 creó el “PAN” Partido Acción Nacional.

A partir de 1953 las mujeres pudieron votar y ser votadas y unos años después se les dio también ese derecho a los jóvenes mayores de 18 años.

Durante muchas décadas los procesos electorales los organizó el gobierno y los calificó la Cámara de Diputados. Se crearon varios partidos de izquierda que junto con el PAN, presionaron al gobierno para hacer modificaciones que les permitieran tener representación en el Congreso y procesos más equitativos y justos. En las elecciones de 1988 Cárdenas participó encabezando un Frente Democrático con varios partidos de izquierda y según muchas opiniones triunfó aunque no le reconocieron el triunfo y a partir de ahí se formo el “PRD” Partido de la Revolución Democrática” y se realizaron importantes modificaciones a la ley electoral, mejorando el padrón, generando credenciales con fotografía, estableciendo nuevas reglas para la participación de partidos, candidatos, medios de comunicación y creando un organismo autónomo para organizar y conducir los procesos electorales federales que es el “IFE” Instituto Federal Electoral y en los Estados un organismo similar para los procesos locales.

Mucho de lo logrado en materia de confiabilidad electoral tuvo un grave retroceso en las elecciones federales del 2006, que obligó a una nueva reforma electoral, para regular la participación de los medios de comunicación, la cual ha sido duramente criticada por los propios medios. En las siguientes semanas comentaremos algunos de los faltantes evidentes de nuestra democracia, que no nos permiten calificarla como moderna. (Continuará)

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