jueves, 14 de octubre de 2010

DEMOCRACIA III (Faltantes)

En Democracia avanzar,
Superando los pendientes,
Al pueblo capacitar,
Mejorar los contendientes,
Que nos dejen opinar,
En asuntos trascendentes.

En las columnas anteriores he planteado que la calidad de la democracia de un país depende de la calidad de sus componentes: partidos políticos, marco normativo, instituciones, participación ciudadana y del impacto de esos componentes en los principios rectores de certeza, objetividad, equidad, imparcialidad y legalidad, que deben tener los procesos democráticos.

Nuestra democracia es representativa. Con el voto del ciudadano se elige al jefe del Poder Ejecutivo (Presidente o Gobernador) y a los miembros del poder legislativo (congreso federal y congresos locales). El ejecutivo recae en una sola persona y en un régimen presidencialista como el nuestro, esa persona tiene la facultad de designar libremente a casi todo su equipo de trabajo, salvo algunas excepciones que requieren ratificación por parte del Congreso y cuenta con carta blanca para tomar todas las decisiones que considere convenientes dentro de lo que la ley le permite y puede enviar iniciativas al congreso para crear o modificar leyes. Los legisladores electos son en teoría los representantes del pueblo y tienen la facultad de formular iniciativas de ley, analizar las iniciativas de ley enviadas por otros sectores y rechazarlas, modificarlas o aprobarlas, sin previa consulta con sus representados.
Los ciudadanos de los países que cuentan con mecanismos de participación democrática directa como el referéndum y el plebiscito, tienen la oportunidad de decir “si” o “no” a ciertas propuestas o iniciativas de ley del ejecutivo con carácter vinculatorio, lo que significa que no se quedan en una simple opinión y el gobierno y el congreso tienen la obligación de actuar de acuerdo al resultado obtenido. Los mexicanos somos aún ciudadanos de segunda o menores de edad en ese aspecto, ya que no tenemos ese derecho.

Cada partido político designa a sus candidatos a los diferentes puestos de elección popular, de acuerdo a sus procesos internos, unos más democráticos que otros y al final se le ofrece al ciudadano un menú, donde en la mayoría de los casos los contendientes son verdaderos desconocidos para el ciudadano, pues poco saben sobre la trayectoria, la honestidad y las capacidades de los candidatos, a pesar del amplio poder que les van a delegar al votar por ellos cuando ya estén en el puesto.
En la legislación vigente se exige que los candidatos a cualquier puesto de elección popular sean postulados por algún partido político, lo que significa que si un ciudadano común y corriente pretende participar como candidato independiente, o sea sin partido, la ley no se lo permite y tendrá que solicitar el apoyo de alguno de los partidos, lo que en cierta medida contradice a la Constitución que señala que todo ciudadano tiene el derecho de votar y ser votado. La mayoría de los partidos pueden proponer como candidatos, de acuerdo a sus propias reglas, a militantes, simpatizantes y aún externos al partido.

De lo anterior podemos concluir que algunos de los principales faltantes de nuestra democracia son: i) mecanismos de participación directa del ciudadano (plebiscito, referéndum, iniciativa popular, revocación de mandato); ii) democratización interna de partidos para tratar de que los candidatos sean representantes auténticos de la población y no sólo de pequeños grupos de poder; iii) candidaturas independientes que permitan candidatos no propuestos por partidos pero con amplio apoyo popular; iv) capacitación política electoral de la ciudadanía (desde la escuela), para concientizarla de la importancia de su participación no sólo en la elección, sino también para exigirles cuentas y del riesgo de actuar a la ligera, por el amplio poder que se les otorga a los elegidos, que pueden utilizar en bien de la colectividad o de unos cuantos (continuará).

Felicidades a mi alma mater, la UNAM, por 100 años de ser nacional y por seguir siendo un ejemplo y un orgullo a nivel internacional, por su alta calidad en la formación de profesionistas comprometidos con el país y su importante contribución a la investigación.

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