Se habla de autonomía,
Sin influencias ni presiones,
Pero la inercia seguía,
Se entremeten los gallones,
Pero ya se acerca el día,
Llegará quien tenga dones.
Si investigamos lo que se quiere decir con el término de “Autonomía”, veremos que es un concepto que expresa la capacidad para darse normas a uno mismo, sin influencia de presiones externas o internas, es un sinónimo de autoorganización o de autodeterminación y en el caso de individuos o asociaciones se refiere a autogobierno y en las universidades públicas se ha utilizado para señalar una independencia político-administrativa de éstas, en relación al gobierno central.
En nuestro país y con objeto de darles credibilidad a instituciones públicas encargadas de temas prioritarios y sustantivos se les ha dado el carácter de Organismos autónomos, dando a entender que en su operación y en sus decisiones no van a intervenir agentes externos que tengan interés en influir en ellos.
En nuestro país tuvimos durante muchos años un presidencialismo fuerte, donde no se movía la hoja de un árbol si no era por decisión del Sr. Presidente. Ahora llevamos ya 10 años tratando de buscar una transición hacia una democracia moderna, con poderes independientes, cada uno responsable de un grupo de funciones, buscando el bienestar de la población; sin embargo, parece que la ecuación está muy difícil de resolver para nuestra clase política actual, pues han dejado que los poderes fácticos como grupos empresariales, sindicatos, televisoras, partidos políticos y ahora hasta crimen organizado, actúen para favorecer sus propios intereses.
En el INEGI, responsable de las estadísticas económicas y de población, nombraron como Presidente a Eduardo Sojo, cuando era Secretario de Economía y gente de todas las confianzas de Fox; en el Banco de México para manejar la política monetaria nombraron como Gobernador a Agustín Cartens, siendo el Secretario de Hacienda y gente de confianza de Calderón; en la Comisión de Telecomunicaciones, en un momento crítico por la licitación de varias frecuencias de banda ancha, en las que el gobierno parecía querer favorecer a una empresa específica, se nombra primero como Consejero a Mony de Swan, quién era Jefe de Asesores del Secretario de Comunicaciones y luego, la mayoría de los consejeros lo nombran sospechosamente Presidente de esa Comisión. Esta es sólo una muestra de tres organismos supuestamente autónomos, donde los nombramientos señalados hacen dudar de que se haya cumplido con evitar la influencia de presiones externas o internas y con ello volvemos a la desconfianza de que tal vez su actuación, pueda seguir los lineamientos de la persona o grupo externo que los impulsó a llegar a esos puestos.
En otros organismos autónomos como el IFE, la Comisión de Derechos Humanos, la Comisión de Acceso a la Información entre otros, es el Congreso el que designa a sus integrantes y se acusa a los partidos políticos de realizar esta función estableciendo cuotas, o sea que cada uno, de acuerdo a su representatividad, propone integrantes y después de una negociación entre ellos se vota por paquete. Aunque no intervenga el Presidente de la República, no puede decirse que hay autonomía, pues es de pensarse que los personajes designados, sentirán compromiso con quién los impulsó y habrá sospechas de que su proceder no será objetivo ni imparcial.
En unas semanas vendrá la renovación del Consejo del Instituto Electoral de Querétaro y será el congreso local el que apruebe a los Consejeros, dentro del grupo de candidatos que se registren para tal fin. Ojalá que se ponga un ejemplo y se seleccionen a los que mejor cumplan con los requisitos de conocimientos, honestidad, criterio, independencia e imparcialidad, dejando a un lado las cuotas de partido.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
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