Hay un fuerte desplegado,
Critica a los negativos,
Yo estoy también preocupado,
Por los disque positivos,
Falta un grupo preparado,
Crítico y propositivo.
Terminó el período de sesiones en el Congreso Federal y los resultados parecen ser muy pobres. Las leyes que aprueba una cámara (diputados o senadores) es congelada o pospuesta por la otra; otras leyes no son aprobadas ni por una ni por la otra; pero lo que es más grave es que los asuntos de mayor interés para la mayoría de la población ni siquiera se discuten por los que se supone nos representan.
La semana pasada se publicó un desplegado en los periódicos, firmado por 63 personas disímbolas, titulado “No a la generación del no”, con la siguiente declaración: “Trece años llevan detenidas las reformas de fondo que el país necesita. Hay negación y parálisis. Las fuerzas políticas tienen detenido a México”.
Agregan: “Quien se opone a todo está a favor de nada. Si estuviéramos en el paraíso, el cambio sería riesgoso, pero ¿estamos en el paraíso? ¿No hay nada que cambiar? ¿No hay nada en las reformas políticas propuestas por el Ejecutivo que atraiga a sus opositores? ¿Trece años de parálisis no bastan?
Es claro que el estancamiento se ha originado por la tensión entre polos opuestos, uno el que ahora llaman la Generación del no y que no aprueba nada y otra menos mencionada que sería la Generación del sí (¡sí, señor Presidente. claro que sí!), que es la que da por sentado que cualquier cosa, la que sea, significa avances.
En el Congreso existen muchas iniciativas sobre reforma del Estado, procesos electorales, partidos políticos, reformas económicas, que no han surgido del Ejecutivo y que tampoco han sido suficientemente discutidas y mucho menos aprobadas. La gente está desesperada, desesperanzada, angustiada, por la precariedad de los empleos, por la carestía de la vida, por la inseguridad creciente, por la falta de respuestas de la autoridad y muchas veces lo que escucha de la clase política es que no avanzan las reformas de fondo que México necesita, pero ¿Cuáles son estas?
El intercambio público, si se quiere hacer productivo, requiere diagnósticos mucho más complejos que el simple señalamiento de desencuentros. Muchas de las iniciativas enviadas por el Ejecutivo han sido imprecisas e insuficientes, por lo que no se puede simplemente descalificar a los que disienten de las mismas.
En el desplegado se concluye: aprueben las reformas y demos inicio al debate de fondo”… “Avancemos juntos, para luego debatir juntos”. ¿El orden de los factores no altera el producto? Yo creo que cualquier proceso racional debe ser inverso a lo planteado, ya sea a nivel familiar, empresarial y sobre todo nacional, o sea, detectar los problemas, proponer soluciones, debatir sobre puntos de vista diferentes, llegar a consensos, ajustar propuestas de solución, aprobarlas e implementarlas.
No nos dejemos llevar por la reacción, la improvisación, la ignorancia, el corto plazo, la corrupción y la incertidumbre, basta de generaciones del no, pero también de generaciones del sí. Formemos, aprovechando a la gran cantidad de gente que sabe y que no es escuchada, la “Generación de las propuestas” con disposición y capacidad para debatir y llegar a acuerdos entre quienes piensan distinto o sostienen intereses encontrados, para llegar a las verdaderas reformas de fondo que requiere nuestro país para salir de tanta crisis y que seguramente serán diferentes a las que el Ejecutivo ha venido defendiendo e impulsando. ¿Usted qué opina?
miércoles, 5 de mayo de 2010
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