lunes, 1 de junio de 2009

¿QUIEN PROMETIÓ CREAR EMPLEOS?

Todo se pone más feo,
La economía va en picada,
En la Tele solo veo,
Crimen, fraudes, cochinada,
Nos aumenta el desempleo,
Y el Gobierno no hace nada.

Recientemente, el Instituto de Estadística Y Geografía (INEGI) publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, correspondiente al ler. Trimestre del 2009. La población del país asciende a 107 millones de personas y los que tienen 14 años de edad o más son 78 millones y constituyen en concepto amplio, la población en edad laboral, aunque se manejan 50.9 millones de personas como población económicamente activa (PEA).

La PEA creció en 2007 pero disminuyó en 2008 y ahora 42.9 millones (84.4% de la PEA) están ocupados en actividades diversas, mientras que 7.9 millones (15.6% de la PEA) están desocupados, de los cuales 2.3 millones están en desocupación abierta, o sea buscando trabajo y 5.7 millones ya desistieron de buscar trabajo y por tanto están en desocupación pasiva. No se incluyen a los emigrantes en condiciones de trabajar y que debieran sumarse para determinar el número de empleos formales que la economía debiera generar.

Del primer trimestre de 2008 al primer trimestre de 2009, la PEA creció en 710 mil personas, el saldo desfavorable entre empleos perdidos contra creados fue de 405,000 personas y por tanto la desocupación total aumentó en 1 millón 115 mil personas.
De la encuesta se desprende que en esos 12 meses, 463 mil personas perdieron su acceso a instituciones de salud, 559 mil subocupados manifestaron la necesidad y disponibilidad para laborar más horas, la desocupación abierta llegó a 2 millones 300 mil personas (500 mil más que un año antes) y que de las personas con experiencia 515 mil perdieron su empleo y 16 mil cerraron un negocio propio. Según la encuesta la población ocupada en el sector informal llegó a 12 millones 100 mil personas (218 mil más que un año antes), aunque se estima que el número es mucho mayor pero la gente tiene temor de mencionarlo.

En mayo, el propio INEGI reportó que en abril más de 84 mil personas se quedaron sin empleo, con lo que se llegó a una cifra histórica de 2 millones 400 mil desocupados en México, lo que representa el 5.25% de la PEA. Además, el Organismo señaló que se han presentado cambios relevantes en la composición del empleo, sobresaliendo una mayor participación del empleo en los servicios y en el comercio, en detrimento de la ocupación en la industria manufacturera y en las actividades agropecuarias.
Nuestro país, carente de récords que nos enorgullezcan, tiene el de duración de una recesión (insuficiente crecimiento económico), considerada en sentido amplio más que estricto, pues aunque ha habido crecimiento, éste ha sido totalmente insuficiente, desde la crisis de 1982 y hasta la fecha. Primero se desmanteló la agricultura, luego vino la destrucción de la industria y hemos retrocedido al nivel de economía primario-exportadora (mano de obra barata y recursos naturales) y dependientes del exterior en alimentos, gasolinas, tecnología, medicamentos, etc, etc, etc. Este año ni siquiera tendremos crecimiento mediocre, sino que, según las autoridades, nuestra economía decaerá en 6%. Este récord ha llevado necesariamente a un desgaste de las instituciones y a la desintegración de la moral pública, pues además se ha incrementado la actividad del crimen organizado y el narcotráfico, con la complicidad de las altas esferas.

El estancamiento de la economía mexicana no es un accidente, ni una calamidad dictada por la mala suerte, como ahora se quiere aparentar, echándole la culpa a la crisis global y a la Influenza (manejada en forma alarmista, que trascendió al extranjero), sino resultado lógico de una estrategia económica que ha dejado al “libre mercado” como rector del desarrollo económico.

En resumen, la política macroeconómica hace todo lo posible por prolongar y profundizar la recesión y en los próximos meses la élite dominante propondrá reformas (impositiva y laboral) para seguir insistiendo en el mismo modelo fracasado. El neoliberalismo se hunde bajo su propio peso, pero la clase política sigue sin darse cuenta de que se requiere con urgencia una reconstrucción económica y del Estado y el Presidente del Empleo, no tiene ni la convicción, ni la decisión, ni la fuerza, para proponerlas y ni siquiera para intentar cumplir su principal lema de campaña, el de crear empleos. Mientras tanto disfrutemos las campañas.

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