Usar el Voto Anulado,
Para muchos, una opción,
Que quieren mostrar enfado,
Y también su decepción,
Buscando un cambio esperado,
Ejerciendo una presión.
La democracia es un sueño que aún tenemos muy lejos de nuestra realidad. Las modificaciones a la legislación electoral han dado unos pasos para adelante y otros tantos para atrás. En la actualidad los ciudadanos estamos prácticamente excluidos de todos los procesos, pues los partidos sólo nos han dejado el triste papel de votar por candidatos en cuya selección no participamos, con el agravante de que la gran mayoría de los “elegidos” no representan a las grandes mayorías sino a los grupos de poder y sus decisiones benefician a un pequeño grupo privilegiado, mientras que los demás, pasamos de una situación difícil a otra más crítica, con problemas para obtener y/o conservar el empleo y para mejorar las condiciones de vida.
Lo anterior nos tiene molestos, pues además vemos que hay demasiados funcionarios, diputados y senadores, magistrados, etc, cuyos sueldos y prestaciones (compensaciones, bonos, seguros médicos privados, viajes) resultan desproporcionados y para colmo, no atienden ni resuelven los problemas de las mayorías, muchos hacen corruptelas, nos enteramos con detalle de ellas, pero nadie es castigado y a veces hasta son premiados.
Las cúpulas de los partidos y los grupos de poder llamados “poderes fácticos” tienen controlado todo el proceso para atender solo a sus intereses y no han querido darnos a los ciudadanos algo más de participación, como podía ser la aprobación del plebiscito, del referendum, de la consulta popular, de la revocación de mandato (quitar a los que no cumplen y/o son corruptos) y las candidaturas independientes, etc.
No obstante lo anterior, los ciudadanos no estamos organizados para defendernos contra toda esa situación y muchos que están inconformes, dejarán de ir a votar (abstención), al igual que muchos otros que lo harán por irresponsables, apáticos o flojos, por lo que esta acción resulta ineficiente y da pretexto a las autoridades para echarle la culpa a la apatía y falta de cultura democrática del ciudadano, de la pobre democracia que tenemos. Si el abstencionismo fuera del 50% y el ganador obtuviera el 40% de los votos, resultaría electo por el 20% de los ciudadanos (1 de 5). Es importante recordar que el abstencionismo no cuenta para el total de votos con el que se calcula el 2% que requieren los partidos para no perder su registro.
Para muchos, una opción,
Que quieren mostrar enfado,
Y también su decepción,
Buscando un cambio esperado,
Ejerciendo una presión.
La democracia es un sueño que aún tenemos muy lejos de nuestra realidad. Las modificaciones a la legislación electoral han dado unos pasos para adelante y otros tantos para atrás. En la actualidad los ciudadanos estamos prácticamente excluidos de todos los procesos, pues los partidos sólo nos han dejado el triste papel de votar por candidatos en cuya selección no participamos, con el agravante de que la gran mayoría de los “elegidos” no representan a las grandes mayorías sino a los grupos de poder y sus decisiones benefician a un pequeño grupo privilegiado, mientras que los demás, pasamos de una situación difícil a otra más crítica, con problemas para obtener y/o conservar el empleo y para mejorar las condiciones de vida.
Lo anterior nos tiene molestos, pues además vemos que hay demasiados funcionarios, diputados y senadores, magistrados, etc, cuyos sueldos y prestaciones (compensaciones, bonos, seguros médicos privados, viajes) resultan desproporcionados y para colmo, no atienden ni resuelven los problemas de las mayorías, muchos hacen corruptelas, nos enteramos con detalle de ellas, pero nadie es castigado y a veces hasta son premiados.
Las cúpulas de los partidos y los grupos de poder llamados “poderes fácticos” tienen controlado todo el proceso para atender solo a sus intereses y no han querido darnos a los ciudadanos algo más de participación, como podía ser la aprobación del plebiscito, del referendum, de la consulta popular, de la revocación de mandato (quitar a los que no cumplen y/o son corruptos) y las candidaturas independientes, etc.
No obstante lo anterior, los ciudadanos no estamos organizados para defendernos contra toda esa situación y muchos que están inconformes, dejarán de ir a votar (abstención), al igual que muchos otros que lo harán por irresponsables, apáticos o flojos, por lo que esta acción resulta ineficiente y da pretexto a las autoridades para echarle la culpa a la apatía y falta de cultura democrática del ciudadano, de la pobre democracia que tenemos. Si el abstencionismo fuera del 50% y el ganador obtuviera el 40% de los votos, resultaría electo por el 20% de los ciudadanos (1 de 5). Es importante recordar que el abstencionismo no cuenta para el total de votos con el que se calcula el 2% que requieren los partidos para no perder su registro.
Señalábamos en la columna anterior que ha venido tomando fuerza la propuesta del “voto nulo”, como muestra de descontento y de rechazo a la clase política, la cual consiste en asistir a las urnas y tachar toda la boleta (no dejarla en blanco “voto blanco”, ya que pueden utilizarla los tranzas en su beneficio). Imaginemos que esta campaña convenza a los inconformes de que en lugar de abstenerse asistan y anulen su voto y como ejemplo supongamos que son la mitad de los que se abstienen (25 % de los ciudadanos), que sumados a los que en las encuestas recientes han afirmado que anularán su voto (10%), darían un 35% para esta opción, mientras que los candidatos ganadores obtendrían del orden del 16% (en el ejemplo: 25% de abstención, 35% de voto nulo y 40% de voto directo; el ganador obtiene 40%, o sea el respaldo del 16% de los electores). El “voto nulo” no tiene valor legal, pero puede alcanzar un valor político inmenso. Un alto porcentaje acompañado con actos políticos el día de la elección en todas las grandes ciudades, con la asistencia de los que recurrieron a esta opción, explicando sus motivos, sería de impacto inimaginable.
El “voto nulo” si suma en el total con el que se calculará el 2% de sobrevivencia de partidos y es claro que los partidos chicos correrán más riesgo de perder su registro si se usa la anulación en lugar de la abstención.
En el pobre horizonte de partidos hay personas y grupos que proponen y sostienen posturas opuestas al modelo neoliberal que nos tiene inmersos en varias crisis. Son opciones que se pueden escoger a la hora de votar. Quien simpatice con algún candidato o partido que vote por él, pero quien no, que sepa que tiene la opción del “voto nulo”. Los invito a seguir analizando el asunto. Todavía tenemos dos semanas.
Una buena noticia: El premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades destinado a galardonar a personas o instituciones "cuya labor creadora o de investigación represente una aportación relevante a la cultura universal" fue otorgado el año pasado al buscador Google, y el anterior a las revistas científicas Science et Nature y National Geografic. Este año, por su vasta influencia en el ámbito iberoamericano y por el entramado cultural creado en su país lo ganó la UNAM. Los neoliberales no pudieron acabar con ella.
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