En Foros fue analizada,
La Reforma Petrolera,
Una ya quedó aprobada,
Muy distinta a la primera,
¿Privatizar?, para nada,
Quien sabe que nos espera.
La Reforma Petrolera aprobada esta semana, poco se parece a la presentada por el Ejecutivo hace 7 meses, pero el Presidente y su partido la festinan como si hubieran obtenido un gran triunfo. No se aprobó que empresas privadas invirtieran en refinación y ductos, no se aprobaron los contratos de riesgo para exploración y explotación, no se aprobó la creación de filiales propuestas por el PRI, o sea que los intentos privatizadores explícitos quedaron fuera, entonces ¿Qué festejan?
No olvidemos que hace 7 meses, se iba a aprobar la propuesta privatizadora; sin embargo, la toma de la tribuna y el Movimiento Social en Defensa del Petróleo lo impidieron. Gracias a ello se organizaron valiosos e interesantes foros de debate, en el propio Senado, en la UNAM, en el IPN, en la UAM, y participaron cerca de 150 especialistas. Se presentaron otras propuestas de Reforma Petrolera, tanto por parte del PRI como del FAP y el resultado del análisis de las mismas llevó a la propuesta “de consenso”, que fue aprobada, primero por los Senadores y después por los Diputados.
La Reforma aprobada tiene avances, pero deja puntos pendientes sin resolver. En el diseño institucional de PEMEX se mantiene la estructura actual de varias empresas, en lugar de integrarlas, como ya está pasando en casi todo el mundo; en el Consejo de Administración se mantienen 6 representantes del gobierno y se agregan 4 consejeros independientes (expertos) designados por el Presidente pero ratificados por el Senado, pero se mantienen sin justificación los 5 representantes del Sindicato.
El Consejo trabajará con 7 comités especializados. Se crea la Comisión Nacional de Hidrocarburos para regular la exploración y la extracción. Habrá un Programa Nacional de Energía, cuya elaboración coordinará el Consejo de Administración, pero que deberá ser ratificado mediante Decreto por el Congreso de la Unión.
Desaparece al fin el perverso y costoso esquema de Pidiregas que tanto afectó a empresas mexicanas. PEMEX podrá modificar su presupuesto sin autorización de Hacienda y podrá hacer uso creciente de sus excedentes de operación, aunque de poco servirá esto, si no se modifica el régimen fiscal que es lo que verdaderamente ha tenido ahorcada a la empresa.
Los bonos petroleros de la propuesta original se quedaron, lo que desde mi punto de vista no se justifica, pues a PEMEX le resultará caro este financiamiento.
Se simplifica su sistema de contratación de obra pública y adquisiciones y se prevé la posibilidad de explotación conjunta de yacimientos transfronterizos. Se divide la zona de aguas profundas del Golfo de México en 115 bloques de 5 mil kilómetros cuadrados cada uno, como áreas exclusivas para un solo contratista, asignados como una variante de los contratos de servicios múltiples, punto que provocó la reacción de AMLO y su movimiento, argumentando que PEMEX podría quedar fuera de las decisiones sobre estos trabajos de exploración y extracción y sería la rendija para que entraran empresas extranjeras, por lo que insistió, sin éxito, en que se incluyeran en el texto de la ley 17 palabras: “No se suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el otorgamiento de bloques o zonas estratégicas”.
Los Senadores de todos los partidos han visitado los medios de comunicación para mostrar con orgullo el resultado del trabajo conjunto. Yo me pregunto ¿Ese esfuerzo de análisis, discusión y negociación no se puede hacer en todos los casos trascendentes? ¿Debe haber una presión de un movimiento ciudadano, para realizar esa labor?
Faltan muchas cosas pero principalmente, un cambio en la relación entre la empresa y el sindicato y la modificación del régimen fiscal de PEMEX, para que pueda invertir lo que se requiera y no lo que le dejen. A todos nos debe interesar la elaboración del Programa Nacional de Energía, pues será la verdadera guía del rumbo no solo para la empresa, sino también para el país.
La Reforma Petrolera,
Una ya quedó aprobada,
Muy distinta a la primera,
¿Privatizar?, para nada,
Quien sabe que nos espera.
La Reforma Petrolera aprobada esta semana, poco se parece a la presentada por el Ejecutivo hace 7 meses, pero el Presidente y su partido la festinan como si hubieran obtenido un gran triunfo. No se aprobó que empresas privadas invirtieran en refinación y ductos, no se aprobaron los contratos de riesgo para exploración y explotación, no se aprobó la creación de filiales propuestas por el PRI, o sea que los intentos privatizadores explícitos quedaron fuera, entonces ¿Qué festejan?
No olvidemos que hace 7 meses, se iba a aprobar la propuesta privatizadora; sin embargo, la toma de la tribuna y el Movimiento Social en Defensa del Petróleo lo impidieron. Gracias a ello se organizaron valiosos e interesantes foros de debate, en el propio Senado, en la UNAM, en el IPN, en la UAM, y participaron cerca de 150 especialistas. Se presentaron otras propuestas de Reforma Petrolera, tanto por parte del PRI como del FAP y el resultado del análisis de las mismas llevó a la propuesta “de consenso”, que fue aprobada, primero por los Senadores y después por los Diputados.
La Reforma aprobada tiene avances, pero deja puntos pendientes sin resolver. En el diseño institucional de PEMEX se mantiene la estructura actual de varias empresas, en lugar de integrarlas, como ya está pasando en casi todo el mundo; en el Consejo de Administración se mantienen 6 representantes del gobierno y se agregan 4 consejeros independientes (expertos) designados por el Presidente pero ratificados por el Senado, pero se mantienen sin justificación los 5 representantes del Sindicato.
El Consejo trabajará con 7 comités especializados. Se crea la Comisión Nacional de Hidrocarburos para regular la exploración y la extracción. Habrá un Programa Nacional de Energía, cuya elaboración coordinará el Consejo de Administración, pero que deberá ser ratificado mediante Decreto por el Congreso de la Unión.
Desaparece al fin el perverso y costoso esquema de Pidiregas que tanto afectó a empresas mexicanas. PEMEX podrá modificar su presupuesto sin autorización de Hacienda y podrá hacer uso creciente de sus excedentes de operación, aunque de poco servirá esto, si no se modifica el régimen fiscal que es lo que verdaderamente ha tenido ahorcada a la empresa.
Los bonos petroleros de la propuesta original se quedaron, lo que desde mi punto de vista no se justifica, pues a PEMEX le resultará caro este financiamiento.
Se simplifica su sistema de contratación de obra pública y adquisiciones y se prevé la posibilidad de explotación conjunta de yacimientos transfronterizos. Se divide la zona de aguas profundas del Golfo de México en 115 bloques de 5 mil kilómetros cuadrados cada uno, como áreas exclusivas para un solo contratista, asignados como una variante de los contratos de servicios múltiples, punto que provocó la reacción de AMLO y su movimiento, argumentando que PEMEX podría quedar fuera de las decisiones sobre estos trabajos de exploración y extracción y sería la rendija para que entraran empresas extranjeras, por lo que insistió, sin éxito, en que se incluyeran en el texto de la ley 17 palabras: “No se suscribirán contratos de exploración o producción que contemplen el otorgamiento de bloques o zonas estratégicas”.
Los Senadores de todos los partidos han visitado los medios de comunicación para mostrar con orgullo el resultado del trabajo conjunto. Yo me pregunto ¿Ese esfuerzo de análisis, discusión y negociación no se puede hacer en todos los casos trascendentes? ¿Debe haber una presión de un movimiento ciudadano, para realizar esa labor?
Faltan muchas cosas pero principalmente, un cambio en la relación entre la empresa y el sindicato y la modificación del régimen fiscal de PEMEX, para que pueda invertir lo que se requiera y no lo que le dejen. A todos nos debe interesar la elaboración del Programa Nacional de Energía, pues será la verdadera guía del rumbo no solo para la empresa, sino también para el país.