jueves, 22 de octubre de 2009

¡Pero qué necedad!

Ley de ingresos aprobada,
De fondo poco cambió,
La economía rezagada,
A pocos les importó,
La gente privilegiada,
Muy contenta se quedó.

Es sabido que México es uno de los países con menor recaudación de impuestos. El promedio en los países de la OCDE es de 34% respecto al PIB y aquí andamos por el 11% y llega al 17% si se incluyen los altos impuestos que le cargan a PEMEX.

Tener dinero fiscal es fundamental para lograr desarrollo. Nuestro sistema es injusto y complicado. Hay mucha evasión y corrupción. Hay dos grandes grupos que no pagan impuestos o que pagan muy poco: el primero comprende a la economía informal que va desde los vendedores de chicles en las esquinas, los tianguistas, los vendedores de artículos pirata y hasta los narcotraficantes y el otro el de los grandes empresarios que tienen regímenes especiales y pagan porcentajes ridículos de impuestos.

Por lo anterior, la carga fiscal cae en un grupo de causantes cautivos, que al ISR y al IVA destinan un alto porcentaje de su ingreso y están molestos y agobiados por tanta carga y en PEMEX, empresa a la que le quitan de impuestos más del 70% de sus ingresos, manteniéndola ahogada, sin poder invertir en reposición de reservas, ni en modernización, ni refinación, ni en petroquímica ni en desarrollo tecnológico.
En abril de 1995 y como parte de una serie de medidas temporales para superar aquella crisis, los representantes del pueblo aprobaron un “ligero” aumento del 50% en la tasa del IVA (del 10 al 15%), prometiendo regresarla a su nivel original en cuanto pasara la coyuntura. No sólo no se bajó sino que ahora vuelve a aumentar.
Para 2010 el gobierno propuso un paquete que poco ayudaría a crear empleos y salir de la crisis. Aumentar los ingresos en 181,000 MMPP, disminuir los gastos en 156,000 MMPP y aceptar un déficit de 0.5% del PIB. Propusieron un impuesto generalizado al consumo del 2% (combate a la pobreza); aumento del tope del ISR del 28 al 30%, retención para depósitos en efectivo (tope baja de $25,000 a $15,000/mes y tasa pasa del 2 al 3%); para telecomunicaciones tasa del 4%, en cigarros aumenta un 10.9%, en cerveza del 25 al 28%, juegos y sorteos un 20% y bebidas alcohólicas $3/lt.

El PRI tuvo la oportunidad histórica de cambiar radicalmente la propuesta del gobierno para encauzar al país en una senda de crecimiento y creación de empleos; sin embargo, a pesar de que la criticó severamente terminó proponiendo la alternativa que se aprobó (a pesar de tomas de tribuna y de inconformidades internas). Se aprobó subir del 15 al 16% el IVA (sin alimentos ni medicinas) en lugar del 2% generalizado al consumo, se aprobó el aumento al ISR y a los depósitos en efectivo y tuvieron ajustes a la baja los impuestos a telecomunicaciones, bebidas y cigarros. Esto da menos recursos, así que se aprobó un déficit de 0.75% del PIB (mayor deuda) y se aumento el precio del petróleo en 5 dólares por barril (59 D/B).
El país seguirá estancado y aumentará el malestar social. No habrá reducción de estructuras, personal, sueldos y prestaciones de la alta burocracia, no se atrevieron a eliminar los regímenes especiales de tributación para aumentar la base gravable ni a simplificar procedimientos para disminuir o eliminar la corrupción. Seguirán los privilegios. ¿Por qué seguir apoyando un programa que ha fracasado rotundamente?

Ahora esta propuesta aprobada pasa al SENADO para su ratificación o eventual corrección y después vendrá la disputa de la distribución del gasto, en la que algo se podría hacer para aumentar inversión y bajar gasto corriente.

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