miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mi informe del informe

Hay informe no hay debate,
Pero todo es confusión,
La economía un desgarriate,
Pero no pa’ Calderón,
A los pobres Jaque Mate,
Con impuestos de a montón.

Se modificó la ley para acabar con la ceremonia absurda del Día del Presidente, pero quedó deforme e incompleta. Ahora permite una nueva modalidad de “lucimiento personal del Presidente”, ante los medios y con un público a modo e impide que el jefe del gobierno rinda cuentas ante el Congreso y que haya un debate entre dos de los poderes de la unión, confundiendo la República real con la fantasía televisiva.

En la sesión inaugural del Congreso hubo pronunciamientos importantes, pero de nada sirven si no se debaten. En la calle se resiente el desempleo y la miseria.

Calderón propone austeridad, pero no en su promoción personal. Millares de spots, explicando logros, que si fueran reales, no nos tendrían sumidos en esta crisis; hizo una ceremonia tan majestuosa como inútil en Palacio Nacional y contrató un programa de una hora, en horario estelar de las televisoras, para “dialogar con los ciudadanos”, contestando preguntas de un público bien seleccionado. Hubiera sido interesante que en lugar de los invitados se hubieran presentado los miembros del gabinete para preguntarle cómo salir de la crisis, para ver si tenía alguna respuesta. La verdad es que la prioridad de Calderón es aparentar que sabe y que está trabajando duro.

Al final de su “informe” Calderón propuso 10 puntos que constituyen toda una compleja agenda, advirtiendo que se acaba el tiempo y el dinero, como si su gobierno fuera ajeno a ello, además los presenta ahora, que tendrá franca minoría en el Congreso y no explica el contenido de cada una de ellas, ni alude a un cambio de timón, o sea, de cambio de modelo de desarrollo, sino que insiste en más de lo mismo. Me parece una estrategia mediática, para justificarse de antemano y tratar de culpar al Congreso.

Las 10 líneas de acción son: combate a la pobreza, cobertura universal de salud, educación de calidad y lucha frontal contra el crimen, más las reformas de las finanzas públicas, del sector telecomunicaciones, de empresas públicas del sector energético, la del sector laboral, la reforma política y electoral y la simplificación de trámites. Así expresadas, resultan atractivas pero huecas. ¿Terminarán la subordinación con la líder magisterial y con las dos cadenas televisivas?, ¿eliminarán los privilegios fiscales de las grandes empresas?, ¿castigarán a los culpables del saqueo a la nación?, ¿pensarán en el pueblo y en el país o sólo en el beneficio de los partidos?

En sentido contrario, los legisladores del PRI, parten de que el actual modelo económico está agotado, como si alguna vez hubiera funcionado y proponen una ley de recuperación económica para crear plazas laborales y combatir la pobreza, con incentivos fiscales para las empresas generadoras de empleo formal de largo plazo y que impulsen la actividad económica. Al menos ya no defienden el modelo neoliberal.

El gobierno envió el martes al Congreso el paquete económico para el 2010, con propuestas de reducción de gastos y de burocracia, que me parecen modestas porque hay mucha tela de donde cortar y con aumento de precios y de impuestos que me parecen contrarios a un objetivo de reactivar la economía y generar empleos. ¿Cambios en el gabinete para distraer? ¿No convendría que metieran al Vasco Aguirre? En fin, ya la pelota está en la cancha del Congreso. Una cosa son las finanzas públicas y otra muy distinta es la economía nacional. ¿Cuál van a salvar?

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