jueves, 3 de septiembre de 2009

Limítate a divertirte

Quieren las bocas callar,
Sólo se vale aplaudir,
Nada pueden arreglar,
Y no nos quieren ni oír,
¿pa’qué quieren criticar,
Si se pueden divertir?

Desde hace mucho tiempo, varias personas que me hacen el favor de leer mis columnas me comentan que se deprimen al leerlas, que hablo mal de nuestro país: que si no tenemos crecimiento económico, que no se crean empleos, que nuestra agricultura está abandonada, que la educación es un desastre, que hemos despilfarrado los excedentes petroleros y estamos matando a la gallina de los huevos de oro, que nuestra clase política atiende más los intereses de los poderosos que la necesidades del pueblo, que la inseguridad va en aumento, que la corrupción está incontrolable y la impunidad reina con todo su esplendor, etc, etc, ……

Un compañero del club me llegó a decir, que yo tenía la culpa de lo que nos pasaba por lo que escribía y que mejor hablara de lo bueno. Considerando que casi a toda la gente le gusta el futbol, para darles gusto me puse a investigar, para dedicarle varias columnas y me enteré que ya tenemos un equipo en primera división llamado Los Gallos Blancos y que lleva seis partidos jugados con 18 puntos disputados, de los que sólo ha ganado dos puntos y que están en el último lugar con gran riesgo de bajar de división y me dije ¡Qué barbaridad! Mejor tampoco hablaré de eso, pues me podrán culpar de las siguientes derrotas.

Todo esto me ha traído a la memoria una anécdota que nos sucedió a mi esposa y a mí hace como un año, cuando al llegar al salón del festejo de la boda de la hija de unos amigos, dimos nuestro nombre para que una señorita nos asignara mesa y alcanzamos a escuchar a la señora que iba delante de nosotros, que le decía a su marido: cuando estemos en la mesa con las personas que nos hayan tocado, acuérdate de no hablar de política ni de religión, no comentar sobre deportes, no contar chistes, no vayas a fumar ni a beber, en fin ¡limítate a divertirte!

Yo creo que Calderón estuvo en la misma fiesta, porque hace unos días nos mandó un mensaje criticando a los críticos y convocándonos a hablar bien de México. Me gusta hablar bien de nuestras bellezas naturales, de mi alma mater la UNAM, de mexicanos que han destacado en las ciencias, en las artes, en los deportes, de mujeres que han sacado adelante a sus familias luchando contra todo; pero no puedo hablar bien de nuestra economía, ni de nuestra política, ni de la creciente contaminación, ni del aumento de la corrupción y su insultante impunidad, ni de los sueldos desmesurados de políticos y funcionarios, mientras el pueblo está sin trabajo y muriéndose de hambre, ni de las relaciones de poder entre la clase política y los grandes consorcios de comunicación y líderes sindicales corruptos.

¿Cómo debemos comportarnos para ser buenos ciudadanos?, ¿Debemos ser resignados, pacientes y sufridos? , ¿Debemos aceptar y apoyar lo que decidan nuestras autoridades?, o ¿Debemos conocer y analizar lo que sucede y criticar lo que está mal y de ser posible proponer otras opciones? Creo que la obligación del ciudadano, sobre todo del preparado, es usar la crítica como instrumento para hacerse oír y esto, lo deberían propiciar las autoridades si realmente quisieran resolver problemas. Flaco favor le hacen al Presidente y a cualquier directivo todos los que le dice a toda hora que es lo máximo y que nunca hubo alguien como él, pero la “buena educación” nos lleva al “silencio de la gente buena”, a la apatía y a la indolencia, porque no es de gente bien nacida criticar.

En el próximo número haré una crítica a los 10 puntos propuestos por Calderón en el informe.

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