Modelo Neoliberal,
Abandonarlo es urgente,
Proteger lo nacional,
Sus recursos y a su gente,
La propuesta no está mal,
Discutirla es lo prudente
Lo prometido es deuda. Al final de mi anterior columna ofrecí soluciones no solo para salir de la crisis sino para establecer un camino que nos permita un crecimiento económico sostenido y con justicia social.
Desde principios de los ochentas y sin consulta a la población, ingresamos al GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles) y así, nos adherimos al llamado “Consenso de Washington” y adoptamos al neoliberalismo como paradigma económico; en 1994 firmamos el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canada (TLCAN) dentro del mismo paradigma. Quitamos aranceles; abrimos la frontera para importar indiscriminadamente; aumentamos la exportación de petróleo sin valor agregado, importamos alimentos “baratos”; desmantelamos nuestra frágil estructura productiva en el campo; expulsamos trabajadores hacia EEUU; nos hicimos “maquiladores” exportando el valor de una mano de obra barata; contratamos las principales obras de infraestructura con empresas extranjeras; malbaratamos empresas públicas y entregamos la banca a manos extranjeras; privilegiamos a las escuelas privadas en detrimento de la educación pública; permitimos el desarrollo de monopolios y oligopolios en ramas prioritarias; propiciamos la economía informal (ya absorbe a más del 50% de la población económicamente activa) y para colmo no tuvimos crecimiento económico y deterioramos las condiciones de vida de la mayoría de la población, en un ambiente creciente de corrupción e impunidad, inseguridad y violencia. Tenemos el RUMBO PERDIDO.
El modelo neoliberal (libre mercado) nos ha llevado a un coeficiente estructural de importaciones cercano al 40% del producto nacional (alimentos, gasolinas, petroquímicos, insumos, bienes de capital y bienes suntuarios), mismas que el país ha podido financiar con el producto de sus exportaciones (petróleo, turismo, manufacturas, productos agrícolas) y de las remesas enviadas por nuestros connacionales, pero ahora que el monto de las divisas por exportaciones está disminuyendo, ya que venderemos menos petróleo y a menor precio, vendrán mucho menos turistas, exportaremos menos manufacturas por la caída de consumo en EEUU y recibiremos mucho menos remesas, tendremos que reducir las importaciones en una proporción similar.
La reducción de importaciones manteniendo el paradigma neoliberal (libre mercado) nos llevará necesariamente a reducir nuestra producción y nuestro empleo en la misma proporción, con el peligro además, de acabar con las reservas en el BANXICO si seguimos favoreciendo a los especuladores. Entre más dejemos caer nuestra economía, más lenta y más difícil será su recuperación. Las autoridades y la clase política en general, incluyendo a todos los partidos, están más ocupadas en las elecciones que en las soluciones, sin que les importe que pueda aumentar peligrosamente la irritación social.
Los principales puntos de mi propuesta son los siguientes:
1.- Lo primero es reducir el coeficiente de importaciones, lo más posible y en el menor plazo posible, para disminuir nuestra dependencia en las importaciones. Para esto, se requiere que abandonemos de inmediato el paradigma neoliberal y establezcamos el control de cambios, el control de importaciones y la sustitución de importaciones, para que nuestras divisas se utilicen con racionalidad y exclusivamente para prioridades. Lo fundamental es proteger a nuestro país, nuestra gente, nuestras divisas, nuestro mercado, nuestros empleos.
2.- Impulsar un programa extensivo de producción de alimentos básicos deficitarios, iniciar 3 refinerías y sustituir importaciones de insumos para PEMEX y otras empresas nacionales.
3.- Hay que incrementar y no solo acelerar la obra pública. No hay que preocuparse del déficit presupuestal si se usa para inversión productiva generadora de empleo.
4.- Campaña de compras de productos nacionales, tanto de consumo público como privado.
5.- Hacer efectivo el mandato de planeación democrática y hacer un plan de desarrollo de mediano plazo que nos permita un crecimiento sostenido con justicia social (olvidarnos de que el mejor plan es que no haya plan).
6.- Llevar a cabo una reforma educativa que nos permita alimentar el nuevo paradigma con personas formadas con valores humanos y nacionalistas y con capacitación formativa.
7.- Programa amplio y efectivo de austeridad, que disminuya la brecha entre gobierno rico y gente pobre.
Las cúpulas no proponen nada pero advierten contra el proteccionismo. ¿A quien representan?
Si no se implantan estas medidas, al menos que se discutan. No estoy impaciente, pero hay que hacerlo… ¡ya!
Abandonarlo es urgente,
Proteger lo nacional,
Sus recursos y a su gente,
La propuesta no está mal,
Discutirla es lo prudente
Lo prometido es deuda. Al final de mi anterior columna ofrecí soluciones no solo para salir de la crisis sino para establecer un camino que nos permita un crecimiento económico sostenido y con justicia social.
Desde principios de los ochentas y sin consulta a la población, ingresamos al GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles) y así, nos adherimos al llamado “Consenso de Washington” y adoptamos al neoliberalismo como paradigma económico; en 1994 firmamos el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canada (TLCAN) dentro del mismo paradigma. Quitamos aranceles; abrimos la frontera para importar indiscriminadamente; aumentamos la exportación de petróleo sin valor agregado, importamos alimentos “baratos”; desmantelamos nuestra frágil estructura productiva en el campo; expulsamos trabajadores hacia EEUU; nos hicimos “maquiladores” exportando el valor de una mano de obra barata; contratamos las principales obras de infraestructura con empresas extranjeras; malbaratamos empresas públicas y entregamos la banca a manos extranjeras; privilegiamos a las escuelas privadas en detrimento de la educación pública; permitimos el desarrollo de monopolios y oligopolios en ramas prioritarias; propiciamos la economía informal (ya absorbe a más del 50% de la población económicamente activa) y para colmo no tuvimos crecimiento económico y deterioramos las condiciones de vida de la mayoría de la población, en un ambiente creciente de corrupción e impunidad, inseguridad y violencia. Tenemos el RUMBO PERDIDO.
El modelo neoliberal (libre mercado) nos ha llevado a un coeficiente estructural de importaciones cercano al 40% del producto nacional (alimentos, gasolinas, petroquímicos, insumos, bienes de capital y bienes suntuarios), mismas que el país ha podido financiar con el producto de sus exportaciones (petróleo, turismo, manufacturas, productos agrícolas) y de las remesas enviadas por nuestros connacionales, pero ahora que el monto de las divisas por exportaciones está disminuyendo, ya que venderemos menos petróleo y a menor precio, vendrán mucho menos turistas, exportaremos menos manufacturas por la caída de consumo en EEUU y recibiremos mucho menos remesas, tendremos que reducir las importaciones en una proporción similar.
La reducción de importaciones manteniendo el paradigma neoliberal (libre mercado) nos llevará necesariamente a reducir nuestra producción y nuestro empleo en la misma proporción, con el peligro además, de acabar con las reservas en el BANXICO si seguimos favoreciendo a los especuladores. Entre más dejemos caer nuestra economía, más lenta y más difícil será su recuperación. Las autoridades y la clase política en general, incluyendo a todos los partidos, están más ocupadas en las elecciones que en las soluciones, sin que les importe que pueda aumentar peligrosamente la irritación social.
Los principales puntos de mi propuesta son los siguientes:
1.- Lo primero es reducir el coeficiente de importaciones, lo más posible y en el menor plazo posible, para disminuir nuestra dependencia en las importaciones. Para esto, se requiere que abandonemos de inmediato el paradigma neoliberal y establezcamos el control de cambios, el control de importaciones y la sustitución de importaciones, para que nuestras divisas se utilicen con racionalidad y exclusivamente para prioridades. Lo fundamental es proteger a nuestro país, nuestra gente, nuestras divisas, nuestro mercado, nuestros empleos.
2.- Impulsar un programa extensivo de producción de alimentos básicos deficitarios, iniciar 3 refinerías y sustituir importaciones de insumos para PEMEX y otras empresas nacionales.
3.- Hay que incrementar y no solo acelerar la obra pública. No hay que preocuparse del déficit presupuestal si se usa para inversión productiva generadora de empleo.
4.- Campaña de compras de productos nacionales, tanto de consumo público como privado.
5.- Hacer efectivo el mandato de planeación democrática y hacer un plan de desarrollo de mediano plazo que nos permita un crecimiento sostenido con justicia social (olvidarnos de que el mejor plan es que no haya plan).
6.- Llevar a cabo una reforma educativa que nos permita alimentar el nuevo paradigma con personas formadas con valores humanos y nacionalistas y con capacitación formativa.
7.- Programa amplio y efectivo de austeridad, que disminuya la brecha entre gobierno rico y gente pobre.
Las cúpulas no proponen nada pero advierten contra el proteccionismo. ¿A quien representan?
Si no se implantan estas medidas, al menos que se discutan. No estoy impaciente, pero hay que hacerlo… ¡ya!
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