El panorama está feo,
No es un catarro normal,
Afecta a empresas y a empleo,
Puede resultar fatal,
Pa’ ayudarnos lo que veo,
Urge Acuerdo Nacional.
La economía mexicana no está aislada de los efectos de la crisis, sino que más bien está propensa a ellos por el modelo seguido en los últimos 25 años, basado en una estructura productiva orientada al comercio exterior, con endeble mercado interno, migración y dependencia.
Las remesas disminuirán al igual que la demanda del petróleo, por lo que sus precios internacionales estarán muy por debajo de los del primer semestre de este año; la industria de exportación automotriz y de autopartes ya está siendo afectada en producción y en empleo y ahora dependemos del resultado de las medidas de salvamento que se apliquen en EEUU a esa industria.
El turismo se verá afectado en los destinos tradicionales y en los que reciben viajes de negocios; los ingresos del gobierno se verán disminuidos por los menores ingresos petroleros, aún con el seguro contratado para cubrir caídas por abajo del precio presupuestado y por la menor captación de impuestos debida al bajo o nulo crecimiento económico.
Las presiones sobre el valor del peso son patentes (devaluación del 26% del peso respecto al dólar en lo que va del año); la inflación en la primera quincena de noviembre fue de 0.96% y llegó a un acumulado anual de 6.18%, la más alta de los últimos diez años y otro foco rojo es el alto nivel de endeudamiento familiar (tarjetas de crédito, hipotecas, coches).
De acuerdo al INEGI, los crecimientos del PIB en los últimos tres trimestres ha sido de 2.6, 2.7 y 1.6 % (esta última cifra contrasta con 3.4 % del mismo trimestre de 2007) y lo más probable es que siga cayendo al final del año y durante el próximo. En el tercer trimestre el sector manufacturero (18% del total) decreció 0.2 % y en el caso de la construcción también hubo un decrecimiento del 1.1 %, siguiendo una tendencia a la baja desde el año pasado.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó su más reciente estimación económica para sus naciones integrantes en 2009. EEUU tendrá una caída de 0.91 %; a los países latinoamericanos similares a México como Brasil y Chile se les pronostican crecimientos del 3 y 2.6 % respectivamente; la mayoría de las economías de la Comunidad Europea decrederán, al igual que Inglaterra y Japón; China e India crecerán 8 y 7.3 % (México no ha tenido ese crecimiento desde 1981). A nuestro país le pronostican un crecimiento de 0.36% en 2009 y de 1.9% para el 2010. El problema es que esto se acumula a 25 años de crecimiento económico mediocre de 2.5% anual promedio.
No sabemos si el gobierno está asustado o despistado, pero no da muestras de tener conciencia de la gravedad de la situación y solo se escuchan voces que desestiman la crisis argumentando que estamos blindados. Hasta ahora se empiezan a oír voces como la del Senador Beltrones, que propone la firma de un “gran acuerdo nacional en el que participen todos los sectores, para impulsar el crecimiento y el bienestar de los mexicanos”.
Independientemente del contenido político oportunista de la propuesta no se debiera desestimar; sin embargo, antes de llamar para firmar un acuerdo, es necesario discutir los contenidos de dicho acuerdo. Hay que proteger el empleo e incluso generar más. Es la mejor defensa contra la crisis. Apoyo a la agricultura para emplear gente y producir alimentos, a la pequeña y mediana industria (que es la que genera el mayor número de empleos); reactivar en forma sustancial la construcción de obras de infraestructura (da mucha ocupación y resuelve necesidades sociales). El petróleo puede ser el motor de la reactivación. ¿Entonces?
No es un catarro normal,
Afecta a empresas y a empleo,
Puede resultar fatal,
Pa’ ayudarnos lo que veo,
Urge Acuerdo Nacional.
La economía mexicana no está aislada de los efectos de la crisis, sino que más bien está propensa a ellos por el modelo seguido en los últimos 25 años, basado en una estructura productiva orientada al comercio exterior, con endeble mercado interno, migración y dependencia.
Las remesas disminuirán al igual que la demanda del petróleo, por lo que sus precios internacionales estarán muy por debajo de los del primer semestre de este año; la industria de exportación automotriz y de autopartes ya está siendo afectada en producción y en empleo y ahora dependemos del resultado de las medidas de salvamento que se apliquen en EEUU a esa industria.
El turismo se verá afectado en los destinos tradicionales y en los que reciben viajes de negocios; los ingresos del gobierno se verán disminuidos por los menores ingresos petroleros, aún con el seguro contratado para cubrir caídas por abajo del precio presupuestado y por la menor captación de impuestos debida al bajo o nulo crecimiento económico.
Las presiones sobre el valor del peso son patentes (devaluación del 26% del peso respecto al dólar en lo que va del año); la inflación en la primera quincena de noviembre fue de 0.96% y llegó a un acumulado anual de 6.18%, la más alta de los últimos diez años y otro foco rojo es el alto nivel de endeudamiento familiar (tarjetas de crédito, hipotecas, coches).
De acuerdo al INEGI, los crecimientos del PIB en los últimos tres trimestres ha sido de 2.6, 2.7 y 1.6 % (esta última cifra contrasta con 3.4 % del mismo trimestre de 2007) y lo más probable es que siga cayendo al final del año y durante el próximo. En el tercer trimestre el sector manufacturero (18% del total) decreció 0.2 % y en el caso de la construcción también hubo un decrecimiento del 1.1 %, siguiendo una tendencia a la baja desde el año pasado.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó su más reciente estimación económica para sus naciones integrantes en 2009. EEUU tendrá una caída de 0.91 %; a los países latinoamericanos similares a México como Brasil y Chile se les pronostican crecimientos del 3 y 2.6 % respectivamente; la mayoría de las economías de la Comunidad Europea decrederán, al igual que Inglaterra y Japón; China e India crecerán 8 y 7.3 % (México no ha tenido ese crecimiento desde 1981). A nuestro país le pronostican un crecimiento de 0.36% en 2009 y de 1.9% para el 2010. El problema es que esto se acumula a 25 años de crecimiento económico mediocre de 2.5% anual promedio.
No sabemos si el gobierno está asustado o despistado, pero no da muestras de tener conciencia de la gravedad de la situación y solo se escuchan voces que desestiman la crisis argumentando que estamos blindados. Hasta ahora se empiezan a oír voces como la del Senador Beltrones, que propone la firma de un “gran acuerdo nacional en el que participen todos los sectores, para impulsar el crecimiento y el bienestar de los mexicanos”.
Independientemente del contenido político oportunista de la propuesta no se debiera desestimar; sin embargo, antes de llamar para firmar un acuerdo, es necesario discutir los contenidos de dicho acuerdo. Hay que proteger el empleo e incluso generar más. Es la mejor defensa contra la crisis. Apoyo a la agricultura para emplear gente y producir alimentos, a la pequeña y mediana industria (que es la que genera el mayor número de empleos); reactivar en forma sustancial la construcción de obras de infraestructura (da mucha ocupación y resuelve necesidades sociales). El petróleo puede ser el motor de la reactivación. ¿Entonces?