Por Guillermo Castellanos Guzmán.
Es la libre competencia,
¡Que estén libres los mercados!
Pero hoy que hubo incompetencia,
Tienen que ser rescatados,
¿Nos faltó la inteligencia?
Más bien fueron muy malvados.
¡Que estén libres los mercados!
Pero hoy que hubo incompetencia,
Tienen que ser rescatados,
¿Nos faltó la inteligencia?
Más bien fueron muy malvados.
En la columna ECONOMÍA SIN CERA del 2 de mayo pasado decíamos que “con el fin de hacer crecer su economía y favorecer al sistema financiero que durante muchos años soportó tasas excepcionalmente bajas y considerando el gran déficit fiscal acumulado por el alto costo de la guerra, Bush decidió dar préstamos más arriesgados, para cobrar más intereses y aumentar el número de operaciones para compensar el bajo margen de intermediación de la banca y lograr que cada norteamericano fuera dueño de su casa. Se relajaron las políticas de otorgamiento de créditos y se dieron hipotecas a un nuevo tipo de clientes, los “ninja” (no income, no job, no assets; o sea, sin ingresos fijos, sin empleo fijo y sin propiedades) y eso desató el boom inmobiliario. Los créditos se dieron por un valor superior al de la casa, pues con el boom, en pocos meses valdría más. La gente recibía dinero con facilidad que gastaba en comprar otra casa, un automóvil o para ir de vacaciones. Se empujó al alza el consumo y a la economía norteamericana. La crisis inmobiliaria estalló el 9 de agosto de 2007, por el creciente número de incumplimiento de pagos, lo que puso en crisis a varios bancos de EEUU y Europa (por refinanciamientos, préstamos sobre préstamos o compra de carteras, que permitieron mezclar créditos buenos y malos). Las bajas en las tasas de interés de la Fed y las inyecciones de capital, no han evitado el colapso de algunas instituciones financieras. Esta no es una crisis de liquidez, sino de solvencia y no terminará hasta que los precios de las casas se desplomen y las instituciones financieras absorban todas las pérdidas o quiebren”.
Con el propósito de evitar el colapso del sistema financiero tras la crisis hipotecaria, esta semana, el gobierno de EEUU anunció, que asume el control de los gigantes del financiamiento hipotecario Fannie Mae y Freddie Mac (con pérdidas combinadas cercanas a 14 mil millones de dólares en los últimos cuatro trimestres y cuyos mayores tenedores de su deuda: accionistas domésticos y foráneos, en especial los bancos centrales de China, Japón y Rusia, mostraban señales de creciente nerviosismo), destinando 200 mil MMDD a ambas firmas, por lo que es el mayor rescate financiero en la historia de EEUU.
Las 2 compañías cotizan en la bolsa de valores con el más depurado estilo especulativo anglosajón y también cumplían una misión de gobierno para apoyar al sector de la vivienda y al quedar bajo protección, se permitirá que sus acciones se sigan negociando, colocando en último lugar reclamos de accionistas comunes. El Secretario del Tesoro afirmó: “estas empresas no serán más dirigidas con una estrategia de maximizar dividendos, lo que históricamente ha estimulado a correr riesgos”, y añadió que antes que los accionistas (no estarán aislados de las pérdidas), serán compensados los contribuyentes.
Asimismo, El secretario del Tesoro dijo que es difícil saber el costo final de la adquisición de el mencionado control por parte del gobierno, pues dependerá del tiempo necesario para que el mercado inmobiliario estadounidense se estabilice; sin embargo la medida fue tomada con beneplácito mundial y la mayoría de las bolsas han venido reaccionando a la alza.
En el país adalid del liberalismo, se hizo esta “Nacionalización” (Megafobaproa), aunque con algunas diferencias significativas respecto a nuestro rescate bancario: i) Uno de sus objetivos es levantar el desplomado valor inmobiliario de las propiedades para que las familias norteamericanas no sigan perdiendo sus casas, mientras que a las familias de aquí las despojaron y ii) el gobierno de EEUU no les compra a las hipotecarias deudas incobrables y las deja en manos privadas, sino que asume directamente el control de las mismas, sin impactar a los contribuyentes y si a los accionistas. Aquí, los responsables quedaron impunes y el quebranto se pasó a deuda pública y lo estamos pagando los contribuyentes. Es fuerte la diferencia ¿no?
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